Por Dionisio Navarro (Ing. Civ.)
Desde las primeras ejecutorias a inicio de la fundación de la Ciudad de Santo Domingo, en 1502, para la canalización de las aguas pluviales cuando el gobernador Nicolás de Ovando, trasladó la misma a la margen occidental del rio Ozama, la cual se encontraba atravesada por arroyos y cañadas que dificultaban el emplazamiento de la ciudad.
En aquel entonces, varios cuerpos de agua corrían por la ciudad creando serias dificultades, las cuales impedían el proceso de planificación para el desarrollo urbanístico de la misma.
Fue necesario la intervención urgente del gobernador Ovando para la canalización de esas aguas y para ello se construyeron túneles o galerías que recibían las aguas captadas y las conducían hacia su destino final, es decir, el mar caribe.
La ciudad de Santo Domingo se desarrolló con un diseño tipo damero o cuadrícula con calles anchas y rectas que permitieron el buen funcionamiento de la misma, gracias a la solución de la canalización de las aguas pluviales.
Este fue el primer alcantarillado pluvial combinado del nuevo mundo construido entre 1502 y 1509, el cual hasta el día de hoy está dando servicio a la ciudad colonial.
En la medida que la ciudad fue creciendo y demandando mejores y mayores servicios para la captación y conducción de las aguas pluviales, se fueron realizando soluciones puntuales en puntos críticos y específicos que ameritaban intervención, de esta manera se fue desarrollando el alcantarillado pluvial que tenemos hoy.
De acuerdo a un estudio titulado ‘’Plan de Saneamiento Ambiental para las Cuencas Media Baja Ozama-Isabela-Haina y el Litoral de Santo Domingo, (SEA, 1999)’’. El Sistema estaba compuesto por 45 subsistemas independientes que descargan una superficie de 2,225 hectáreas de las 22,000 que componen el Gran Santo Domingo para un 10% de eficiencia, con una red de tuberías de 136 km.
Y que, otro sistema también muy utilizado es el de colectores de aguas pluviales a través de pozos filtrantes, los cuales no son eficientes porque solo descargan el 30% de la superficie habitada.
Esta situación planteada en el año 1999, prácticamente es la misma que tenemos hoy, un crecimiento demográfico importante, una población que demanda mejores y mayores servicios eficientes; pero, lo que tenemos, son soluciones puntuales en puntos específicos, no integrales ni sustentables que han convertido la ciudad de Santo Domingo en un desastre cada vez que llueve, sean estas lluvias moderadas o fuertes ocasionando pérdidas materiales y/o humanas, a pesar de los esfuerzos realizados por el Ayuntamiento del Distrito Nacional, el cual realiza de manera periódica programas de limpieza en aceras, contenes, imbornales y filtrantes.
La ciudad de Santo Domingo cuenta con aproximadamente 1,262 imbornales, 687 construidos hasta el año 1999, 35 construidos entre 2016-2020 y 540 construidos entre el 2020 y 2024 para un total de 1262, los que son insuficientes para poder captar y conducir los volúmenes de aguas generados por las lluvias, en un área de 91.95 KM2 y una infraestructura vial de 1,865,151.1 metros lineales.
De los cuales el 59.4%, es decir 1,107,899.75 corresponde a las calles, el 19.1%, es decir, 356,243.86 callejones, el 12.0%, es decir, 223,818.13 avenidas y el 9.5%, es decir, 177,189.35 lo componen autopistas, caminos, carreteras, escalones peatonales, entre otras, de acuerdo a un estudio titulado ‘’Condición de la Infraestructura del Sistema Vial Urbano, Distrito Nacional, República Dominicana, (ONE 2015) ‘’.
En la actualidad el Gran Santo Domingo solo cuenta con una cobertura del 30%, concentrado principalmente en el Distrito Nacional, que de 1,502,907.23 metros lineales de calles, avenidas, autopistas, caminos y carreteras, solo el 30% es decir, 450,872 metros lineales tiene alcantarillado pluvial.
Lo que provoca serias dificultades para desaguar o canalizar las aguas pluviales generadas por las torrenciales lluvias, las cuales generan grandes volúmenes de agua en un corto periodo de tiempo, como las generadas en noviembre del 2022 y noviembre del 2023.
Esta situación se agrava por varios factores entre ellos:
1- Poca cobertura del alcantarillado pluvial
2- Ausencia del índice ocupacional del suelo
3- Ausencia del índice de permeabilidad del suelo
4- Ausencia de gestión para evitar el vertido de los desechos solidos a los imbornales
5- Falta de conciencia y educación de los ciudadanos en el manejo de los desechos solidos
6- Falta de régimen de consecuencia para los ciudadanos que violenten las leyes y normas de convivencia.
7- Obsolescencia del sistema de alcantarillado pluvial, tuberías tapadas y filtrantes colapsados
8- Falta de voluntad política para enfrentar la solución de este gran problema
Urge la necesidad de abordar de manera definitiva y absoluta la solución del alcantarillado pluvial, haciendo frente a los desafíos que debemos de enfrentar, aprovechando las infraestructuras existentes y construir las que sean necesarias, independientemente de la inversión a realizar.
El presidente Abinader debe de abordar este tema con gallardía, coraje y compromiso social porque cada vez que tenemos algún evento atmosférico la vida de los dominicanos y dominicanas están en juego, y solo se escucha a una sola voz el alcantarillado pluvial, ‘’Pa’ Cuando’’.