Microscópicas boletas de regidores y vocales debilitaron el voto preferencial; cambiar formato para diputados

¡Lo comparto!

Por: Ramón Féliz Lebrón (Periodista y docente)

rflebron@gmail.com

 

Al realizar mi derecho a votar en las recientes Elecciones Ordinarias Generales Municipales tuve la inquietud de si mis facultades visuales estaban dando señales de requerir lentes, pues cuando tomé la boleta R de los candidatos a regidores (la V fue para vocales) iba a solicitar un microscopio o una lupa a los miembros del colegio electoral para identificar a alguno que motivara mi sufragio.

Una secuencia de caritas casi imperceptibles y nombres ilegibles predominaron en la colorida boleta que me obligó a realizar una especie de «autopsia» para concretar mi elección.

Espero que no cometan el desatino de pensar que el votante está obligado a saber el número que le tocó al candidato de su preferencia, aunque conocerlo favorece a aspirantes que sus adeptos marquen con más precisión; sin embargo, lo correcto es que fotos y nombres de todos estén plenamente visibles en las boletas para que ciudadanos observen con nitidez, y se evitan confusiones.

Cada torneo electoral pone sobre la mesa deficiencias y enseñanzas que obligan a la Junta Central Electoral (JCE), partidos, organizaciones y movimientos políticos a aplicar los correctivos que fortalezcan esta herramienta democrática que disfrutamos en la República Dominicana para escoger a las autoridades que dirigen el Estado (central y municipal).

Están a tiempo de cambiar el formato de las boletas de candidatos a diputados para las elecciones del domingo 19 de mayo (presidenciales y legislativas) que permitan visualizar con facilidad sus fotos y nombres; modificaciones impostergables para imprimirlas con mayor tamaño que conllevará también agrandar las dimensiones de las casetas de votaciones.

La alta abstención y la exorbitante cantidad de votos nulos en los recientes comicios municipales advierten a una reflexión general, pues además de convencer y lograr que más gente acuda a las urnas, se deben revisar las estrategias pedagógicas y didácticas para educar y enseñar a votar a una población en la que muchos no han aprendido ni entendido todavía cómo hacerlo.

El pasado domingo 18 de mayo se aplicó por primera vez en el país la separación en la escogencia de alcaldes, regidores, directores de distritos municipales y vocales, eliminándose por fin el improcedente y cuestionado arrastre, y a raíz de las inquietudes explicadas del microscópico diseño que debilitó el voto preferencial en los gobiernos locales, complicando y provocando por su limitado espacio que la cruz, la raya o la equis se extendieran de un cuadrito a otro de las diminutas fotos de candidatos, y aunque el voto fue válido, solo se le sumó al partido, pero no favoreció a ninguna candidatura específica.

Considero que la JCE pasó con buenas notas el examen electoral municipal.

En tanto, es pertinente que ponga atención a este tema por las reiteradas características del restringido modelo de las boletas de regidores y vocales, y que propicie la consolidación del voto preferencial y la representatividad con las de diputados totalmente apropiadas para los electores.

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