Gerardo Lissardy/ BBC News Mundo
Cristina Fernández de Kirchner ha vuelto a sobrevivir, esta vez de modo literal.
Argentina.- Todavía estremecen y sorprenden las imágenes de cómo la vicepresidenta argentina salió ilesa del ataque de un hombre que apuntó un arma a centímetros de su rostro en la noche del jueves en Buenos Aires.
«Cristina permanece con vida porque, por alguna razón, el arma que contaba con cinco balas no se disparó pese a haber sido gatillada», dijo esa misma noche el presidente argentino, Alberto Fernández.
Durante un feriado nacional decretado para el viernes por el gobierno para que la población se solidarizara con Kirchner, decenas de miles de personas se concentraron en la céntrica Plaza de Mayo de la capital y otras ciudades argentinas en apoyo a la vicepresidenta izquierdista.
La justicia comenzó a indagar el mismo viernes a Fernando Sabag Montiel, un brasileño de 35 años residente en Argentina que fue detenido como sospechoso del ataque en el momento en que se produjo.
Aún hay varias preguntas abiertas, comenzando por las motivaciones del hombre, descrito por medios de ese país como un simpatizante de la extrema derecha.
Pero algo parece evidente: el episodio vuelve a poner toda la atención argentina sobre Kirchner, la gran protagonista política de los últimos tiempos en un país que se divide entre quienes la aman y la detestan.
Y se produce pocos días después de que un fiscal pidiera una pena de 12 años de prisión para Kirchner por presuntamente haber desviado como presidenta cerca de US$1.000 millones en contratos de obra pública para beneficio particular.
«El atentado contra ella enfervoriza a sus partidarios, y esto la favorece. Pero al mismo tiempo profundiza la brecha, el antagonismo o la polarización con quienes la rechazan», dice el analista político argentino Rosendo Fraga a BBC Mundo.